Durante siglos las mujeres han luchado individual y colectivamente contra la opresión, son innegables los avances alcanzados, pese a los obstáculos y prejuicios que condicionan nuestra forma de ser y estar en el mundo. Si hoy algunas podemos tener acceso a educación, ciudadanía y derechos, es gracias a quienes nos precedieron en las resistencias contra el autoritarismo y cuestionaron los mandatos patriarcales que desde la ideología, la religión y la ciencia construyeron sociedades desiguales, jerarquizan a los seres humanos y conciben a las mujeres como inferiores.
Nosotras como integrantes del movimiento amplio de mujeres asumimos las luchas cotidianas en la familia, la calle, las comunidades, los centros de trabajo y la política por transformar este sistema patriarcal, racista, capitalista y neoliberal, cuya regla de funcionamiento son las relaciones de poder basadas en la dominación.
Declaramos nuestra disposición a continuar trabajando porque todas las mujeres gocen de sus derechos sin importar origen étnico, cultural o identidad sexual. Queremos un mundo sin violencia, donde las niñas crezcan y jueguen libremente; las trabajadoras tengan condiciones dignas y de igualdad; donde las ancianas vivan su vejez activas y seguras. En suma, proponemos una sociedad democrática en la que todas podamos elegir y decidir sobre nuestros cuerpos y destinos.
Para las feministas es imperativo que el Estado cumpla su función como garante de nuestros derechos y tome medidas para enfrentar los problemas que impiden una vida plena. En este sentido, es fundamental que se fortalezcan las instituciones encargadas de velar por el bienestar de las mujeres.
A los hombres les volvemos a insistir: asuman su responsabilidad en el ámbito familiar, compartiendo la crianza, las labores domésticas, el cuidado y el afecto, además manifiesten su rechazo a cualquier expresión de violencia y destrucción.
Aplaudimos a las que se atreven a tomar en sus manos las riendas de sus vidas y no permiten que otros les impongan lo que deben pensar, sentir y hacer. Reconocemos el valor de quienes hacen pactos y se organizan para que otras también puedan gozar de libertad.
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